sábado, 2 de marzo de 2013

Mar

Cuando todo lo que veo es agua que se mueve sin control, Quiero nadar pero el agua turbia me asusta, Quiero sentir su calor bañando mi cuerpo, pero temo ser devorada por los remolinos acuáticos que por fuera solo dan hermosa brisa a los que observan pero a mi cuerpo lo destroza lentamente. Y aun así, me entrego como la arena del mar que no se resiste a ser arrastrada por la violencia de las olas con la marea, haciendo el amor con dolor, como el agua sufre al rasparse con las piedras, pero eso nadie lo sabe, porque parece cariñosa la forma en que el oleaje choca con las rocas, pero si no doliera, la arena no existiría, la arena que alguna vez fue piedra y que a golpes cariñosos fue fraccionada en millones de pedazos… Pero no sé lo que digo cuando mis poemas nocturnos son dictados por el insomnio, pero no sé lo que pienso cuando los poemas sin rimas se convierten en mi vida, sin ritmo, sin inspiración, solo dedos que se mueven sobre teclas sin luz, mientras forzó la mirada para no encender el foco, para no despertar al que me quita el sueño… El poeta es poeta aunque no sepa escribir, aunque no sepa hablar, aunque no sepa rimar, el poeta es aquel que ama, que entrega, que nada en las aguas turbias con la esperanza de no sé qué… Pero yo, yo soy el todo, la nada, yo soy tu que lees ahora mis pensamientos reviviendo el momento en que salieron de mi mente, cuando solo deseo amarte, cuando solo deseo poder plasmar lo más bello para ti, para demostrarte eso que tiene el nombre amor. Porque si lloro es porque quiero darte lo que me has pedido desde hace mucho y no puedo, como la arena no se aleja del mar, ni el mar de la arena hasta que el agua se seque, porque el mar es agua y arena junta, no solo arena, ni solo agua. Pero que estúpidas metáforas que no me llevan a ningún lado, el punto es que debes ser agua, y yo debo ser arena, arena desértica, para que fluyas más rápido sin la fricción de mis pedazos que te frenan y que jamás podrás pegar ni con todo tu amor, ni con toda tu suavidad, Porque tu oleaje es tan violento que mi arena se convierte en polvo, y ese polvo ensucia tu agua sin dejar ver tu belleza. Quiero volver a ser mar pero antes debo recordar como la arena se convierte nuevamente en piedra.